La Ciudad

Antequera, ciudad situada en el principal cruce de caminos de Andalucia, ha sido, y lo es en la actualidad, el paso obligado de los viajeros de todos los tiempos. Por su estratégica situación se le ha llamado “el corazón de Andalucía”.
El municipio de Antequera, caracterizado por su gran extensión física (810,39 Km cuadrados), es el municipio más grande de Málaga y uno de los mayores de España (quinto en extensión). Se caracteriza también:
• por la existencia de numerosos núcleos urbanos y rurales,
• por la presencia de una gran diversidad de espacios naturales y productivos,
• por la implantación de redes viarias de enorme importancia en la estructuración del territorio no ya regional, sino también en el arco mediterráneo e incluso en la conexión con las principales vías de comunicación inter-modal norte-sur con centro Europa.

Su magnífico conjunto monumental es fruto de su historia ininterrumpida de más 4.500 años, y se plasma en más de medio centenar de edificios de la arquitectura religiosa y civil, fechados entre la Edad del Bronce y el siglo XXI.
Dólmenes, colegiatas, iglesias, conventos, palacios, arcos, puertas, alcazaba, capillas, ermitas, museos, casas señoriales, palacetes y hasta la propia trama urbana conformada con el paso del tiempo.

No sólo atractivos monumentales, sino también los naturales, con parajes tan espléndidos como la fértil Vega, embalses, ríos, Peña de los enamorados, monte mediterráneo o El Torcal, sorprendente y “escultórico” paisaje calizo que nos traslada millones de años atrás en la historia del planeta.

Antequera cuenta con una población de unos 42.500 habitantes distribuida en diversos núcleos: la ciudad de Antequera con una población cercana a los treinta mil habitantes y el resto repartido por los anejos de Bobadilla Pueblo, Bobadilla Estación, Cartaojal, Los Llanos de Antequera, Cañadas de Pareja, Vva. de Cauche, La Joya, Los Nogales, Puerto del Barco y la Higuera.
Antequera está articulada con las más importantes redes de comunicación de Andalucía, por ferrocarril cuenta con estaciones y el cruce de trenes AVE, y por carretera también con el cruce de las autovías Granada-Sevilla y Málaga-Córdoba-Madrid. Desde el punto de vista aéreo y marítimo, cuenta con una situación privilegiada de conexión entre los principales aeropuertos y puertos de Andalucía con tiempos que van desde los 40 a 90 minutos entro todos ellos y la propia ciudad de Antequera.


A pesar de su tradicional dedicación a la agricultura y la artesanía, Antequera siempre ha tenido vocación industrial. En la zona denominada La Ribera, a las márgenes del río de la villa, pueden contemplarse los restos de fábricas de la que fue una de las más importantes producciones textiles. En los últimos 25 años ha consolidado una importante industria agroalimentaria con algunos referentes andaluces de importancia: Grupos de Horticultores y Conservas, Mantecados, Confiteras y Panificadoras y algunos referentes internacionales como en el caso de los Aceites de Oliva.


Por su situación geográfica, la comarca de Antequera despierta gran interés entre los inversores de la economía sobre todo en sectores de la distribución, logística y transporte.


HISTORIA
Las características naturales de Antequera han hecho de ella lugar de tránsito y asentamiento de las distintas comunidades que desde el Paleolítico se establecieron en la Península Ibérica. La Edad del Bronce, sin embargo, es la que nos ha dejado los más importantes restos prehistóricos como son el Conjunto Dolménico de Menga, Viera y El Romeral, fechado entre el 2500 y 2000 años a.c.
Municipios latinos como Antikaria, Singilia Barba, Oscua o Aratispi y más de 150 villas son el testimonio de un intenso proceso de romanización de estas tierras. El Efebo de Antequera, catalogado como la pieza más bella de época clásica de nuestro país, procede de uno de estos yacimientos arqueológicos y se exhibe en el Museo de la Ciudad de Antequera (MVCA).


Con la llegada de los árabes, se consolida un importante núcleo, denominado Madina Antaquira, desde mediados del siglo XIII, una vez conquistadas Sevilla y Jaén, comienza a tener importancia como fortaleza militar fronteriza. Los monarcas castellanos comprendieron su condición de llave del reino de Granada y como tal intentaron conquistarla en distintos momentos. Finalmente sería el Infante Don Fernando “el de Antequera” el 16 de septiembre de 1410.

Las incorporaciones del reino de Granada (1492) a la Corona de Castilla cambiaron la condición de plaza militar de Antequera por zona de expansión urbanística y demográfica.

En el siglo XVI, Antequera, llegó a convertirse en una de las más importantes ciudades de Andalucía por su gran actividad comercial, ya que se regulaba el tráfico de mercancías entre los ejes Sevilla-Granada y Málaga-Córdoba, (eje articulador que ha preservado hasta hoy).
La fundación de la Colegiata de Santa María la Mayor, tendría una gran importancia para la vida cultural con la Cátedra de Gramática y Latinidad por la que pasaron entre otros Juan de Vilches, Pedro Espinosa, Cristobalina Fernández de Alarcón, que propiciaron la gestación del Grupo Poético Antequerano del manierismo y el barroco.

La Antequera artística, va acumulando un riquísimo Patrimonio. En este período se construyen las parroquias de San Sebastián, San Juan Bautista y san Pedro, San Isidro y Santa María de la Esperanza. Las órdenes religiosas también comienzan a fundar en Antequera, los conventos de San Zoilo, San Agustín, el Carmen, la Encarnación, junto a construcciones religiosas también van apareciendo edificios civiles de importancia, tales como, Arco de los Gigantes, Templete del Castillo del Papabellotas, Casa del Cabildo de la Plaza Alta, etc.

En los aspectos artísticos, los siglos XVII y XVIII en Antequera está marcado por el manierismo y el barroco, que serán los estilos más definitorios de la estética urbana antequerana. Se construyen las iglesias de la Trinidad, Jesuitas (Loreto), y Santo Domingo; y se inician las de Belén, San Juan de Dios y los Remedios. Entre los siglos XVII y XVIII se levanta uno de los monumentos más emblemáticos del barroco antequerano: La Torre de la Colegiata de San Sebastián, en ellas destacan sobre todo las yeserías y retablos.

La Antequera del siglo XVIII en lo artístico es la de las iglesias de blancas y rizadas yeserías, los exteriores de ladrillo y los interiores muy decorados; de las remodelaciones urbanísticas; la de las Cofradías y devociones a imágenes muy concretas. Se levantan ahora las iglesias de la Victoria, las Descalzas, Santa Catalina, Madre de Dios, Santa Eufemia, Santiago, Santa Clara, la Caridad, la Escuela de Cristo, San Miguel, etc. Tampoco podemos olvidar la importancia de los plateros antequeranos, que en este siglo se agremian en torno a la Cofradía de San Eloy.

Existe una arquitectura popular de características peculiares, construyéndose además por la nobleza antequerana palacios y casonas de gran belleza. Algunos de ellos son: el palacio del Marqués de Villadarias, del Conde de Pinofiel, del Conde de Colchado, del Conde de Valdellano, del Barón de Sabasona, etc.

En el siglo XIX a pesar de un descenso demográfico comienza la recuperación, con el consiguiente aumento del número de habitantes y la importante reactivación que sufren las actividades económicas. La burguesía tomará la iniciativa de una considerable actividad industrial, partiendo de las actividades artesanales, especialmente la textil lanera.

El siglo XX comienza en Antequera con una estructura de la propiedad desequilibrada, un sector primario de carácter extensivo y progresivamente especializado en el cultivo cerealístico y olivarero, y se asiste al deterioro paulatino del sector industrial, sólo recuperado en la década de los 70 y 80.

En el siglo XXI se vive un fuerte y progresivo incremento de la actividad turística, fundamentada en la privilegiada situación geográfica, potenciada por la red de transportes multimodal que sitúa a Antequera en el epicentro de cualquier operación de infraestructuras de comunicaciones del Sur de Europa, unida a la dedicación de años en la conservación del Patrimonio histórico-artístico, expresada en la puesta en marcha del Museo de la Ciudad.

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