Gastronomía

El aceite de oliva virgen extra, el elemento que simboliza la gastronomía jiennense, es el ingrediente insustituible de los platos que se elaboran en Úbeda y Baeza. En La

Loma, en la comarca de la que forman parte las dos ciudades Patrimonio Mundial, crecen miles de olivos que ofrecen cada campaña, a mediados de invierno, una aceituna de la variedad picual con la que se elabora un zumo delicioso, de ligero picor y amargor. De la riqueza olivarera de La Loma y de la provincia de Jaén –la mayor productora de aceite de oliva del mundo– da cuenta el Museo de la Cultura del Olivo que abre sus puertas en la Hacienda de la Laguna, en el Puente del Obispo, en el municipio de Baeza.

Úbeda y Baeza poseen una gastronomía singular, apegada a la tierra, sabrosa y noble. Los productos de la huerta, las legumbres y los cereales, las carnes de caza y corral, el cordero y el cerdo, constituyen las materias primas que alimentan los fogones de las dos ciudades. En las dos son famosos los platos de cuchara como los potajes de garbanzos, acelgas, habas y berenjenas, propuestas que evocan el pasado andalusí de ambas urbes.

En los días de frío, además de las migas de pastor, se elaboran guisos como los guiñapos y los andrajos, platos de masa de harina y carne de caza. El bacalao a la baezana es uno de los platos más reconocidos del recetario popular. Los garbanzos mareados que se obtienen del cocido y se conocen con el nombre popular de morrococo, comparten protagonismo con las alcachofas fritas, el lomo de orza y las carnes asadas. En verano es tradicional comenzar el almuerzo con ensaladas, pipirranas, gazpachos y otros platos fríos. Para los postres, panes de leche, bizcochos calados, tortas de anís, borrachuelos y los afamados virolos, ochíos y hornazos conforman las propuestas más dulces para terminar un delicioso almuerzo o una inolvidable cena.

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